Cuando pensamos en la recuperación postparto, lo primero que se nos viene a la cabeza suele ser el cuerpo: “volver a mi talla”, “quitarme la barriga”, “tonificar el abdomen”… Pero, ¿y si te dijera que lo que no se ve (ese grupo de músculos que sostiene desde la vejiga hasta el útero) es lo que realmente necesita tu atención? Sí, hablamos del suelo pélvico en el postparto, ese gran olvidado que ha hecho un trabajo titánico durante el embarazo y el parto, y que ahora pide auxilio (aunque no grite).
Recuperar el suelo pélvico en el postparto no es un capricho estético, es una necesidad de salud. Porque un suelo pélvico debilitado puede traerte sorpresas (y no gratas, por cierto): pérdidas de orina, dolor lumbar, molestias al mantener relaciones, sensación de peso o incluso prolapsos.
La buena noticia: se puede recuperar. Con constancia, buenos hábitos y ejercicios adecuados —como los ejercicios de suelo pélvico en el postparto y los ejercicios hipopresivos— puedes reconstruir tu base desde dentro. No se trata de volver a ser la de antes. Se trata de estar fuerte para todo lo que viene después.

Señales de que tu suelo pélvico EN EL POSTPARTO necesita atención
Hay cosas que una no espera del postparto: el amor desbordado, las noches infinitas… y esas gotitas de pis al estornudar. O esa sensación rara al estar de pie mucho rato, como si algo “pesara” por dentro. Lo peor es que muchas veces asumimos que todo eso “es normal”. Pero no. Es común, sí, pero no debería serlo.

Tu cuerpo acaba de hacer algo gigantesco. Y si el suelo pélvico en el postparto ha quedado tocado, te lo va a decir. A su manera. Y algunas señales de alerta que envía tu cuerpo pueden ser éstas:
- – Pérdidas de orina al toser, reír, correr o incluso caminar deprisa.
- – Sensación de pesadez en la zona baja, como si algo “se fuera a caer”.
- – Dolor o molestias durante las relaciones sexuales.
- – Dificultad para contener gases o heces.
- – Incomodidad al estar mucho rato de pie o hacer esfuerzos.
- – Cambios en la postura o dolores de espalda bajos inexplicables.
- – Necesidad de ir al baño muy a menudo.
- – Acabar de hacer pis y que te queden unas gotitas sin ser consciente de ello.
- – Sensación de entrada o salida de aire en la vagina.
Y no hace falta que tengas todas. Con que tengas una, ya es motivo suficiente para escuchar a tu cuerpo y actuar. Cuanto antes empieces a trabajar la zona, más efectiva será la recuperación.
Porque no se trata solo de volver a estar “bien”, sino de evitar problemas que pueden aparecer años más tarde. Sí, has leído bien: años. Prolapsos, incontinencia crónica, dolor pélvico… Y créeme, no querrás llegar ahí.
Recuperación postparto: no todo es perder peso
Vivimos en una cultura que aplaude que te pongas tus vaqueros preembarazo a las tres semanas de dar a luz., pero nadie te pregunta si ya puedes estornudar sin cruzar las piernas. Y eso, es un problema.

Porque sí, recuperar tu figura está bien si te hace sentir mejor. Pero no debería ser la prioridad. El cuerpo postparto está en proceso. Ha gestado vida, ha parido o ha pasado por una cirugía mayor. Tiene todo el derecho del mundo a sanar, desde dentro hacia fuera. Y eso empieza por el suelo pélvico.
La realidad es que muchas mujeres se lanzan a hacer abdominales o ejercicio intenso demasiado pronto, sin haber valorado ni fortalecido antes su base. ¿Resultado? Más presión sobre un suelo pélvico ya debilitado, lo que puede empeorar los síntomas o provocar otros nuevos.
Antes de pensar en abdominales marcados, toca reconstruir desde la raíz. Y ahí entran en juego los ejercicios de suelo pélvico en el postparto, las cremalleras, los hipopresivos y el trabajo con el tronco propioceptivo, que no solo te ayudan a cerrar la diástasis abdominal (si la hay), sino que devuelven tono, control y estabilidad a toda la zona central del cuerpo (más adelante hablaremos de ello con detenimiento).
¿Y cuáles son los beneficios a largo plazo de fortalecer el suelo pélvico EN EL POSTPARTO?
Imagina que el suelo pélvico fuera el “core emocional” de tu cuerpo. No se ve, no suele hablar… pero cuando se resiente, todo lo demás empieza a tambalearse. La buena noticia es que, si lo cuidas, te devuelve el favor a lo grande. Porque fortalecer el suelo pélvico en el postparto no es solo algo que haces por ti ahora, sino por la mujer que vas a ser dentro de unos años.
¿Y cuáles son esos beneficios que a menudo pasamos por alto?
- –Prevención de incontinencias (sí, esas que muchas creen inevitables con la edad).
- – Reducción del riesgo de prolapsos (cuando órganos como el útero o la vejiga “descienden”).
- – Mejor calidad en las relaciones sexuales, con más sensibilidad, control y disfrute.
- – Mayor estabilidad corporal, mejor postura y menos dolores lumbares.
- – Recuperación más segura y eficaz tras futuros embarazos (si los hubiera).
Es más: trabajar esta zona influye en cómo te mueves, cómo respiras, cómo cargas a tu bebé, cómo vives tu día a día. Porque un suelo pélvico fuerte no solo evita problemas… te da poder.
Y no, no hace falta hacer malabares ni dedicarle horas. Con ejercicios adecuados y bien guiados, puedes mejorar muchísimo en semanas. Lo importante es empezar. Y seguir (como con todo lo que vale la pena en esta vida).

Ejercicios de suelo pélvico EN EL POSTPARTO e hipopresivos: tus aliados en la recuperación
Vale, ya sabes que tu suelo pélvico en el postparto necesita amor y cariño. ¿Y ahora qué? Pues ahora toca moverse… pero con cabeza. No se trata de hacer sentadillas a lo loco ni de volver al gimnasio al mes de parir. La recuperación postparto empieza suave, desde dentro, y con un objetivo claro: reconectar, fortalecer y proteger.
Ahí es donde entran los ejercicios de suelo pélvico postparto. Son movimientos sencillos, enfocados en volver a activar esa musculatura profunda que quedó tocada tras el embarazo y el parto. No, no es solo apretar “como si aguantaras las ganas de hacer pis”. Hay técnica, hay respiración, hay conciencia corporal. Si no sabes por dónde empezar, aquí te dejamos una guía práctica para que empieces paso a paso: “Ejercicios para el suelo pélvico en el postparto: 6 propuestas para recuperar tu cuerpo después del parto“.
Y si quieres llevar la recuperación a otro nivel, los ejercicios hipopresivos se convertirán en tus mejores aliados durente los primeros meses. Son posturas y respiraciones que, bien hechas, activan el abdomen profundo y el suelo pélvico sin generar presión hacia abajo (justo lo contrario de los abdominales tradicionales). Ayudan a cerrar la diástasis, mejorar la postura, prevenir escapes y… sí, también a que la tripa se recoja de forma natural. Pero ese es un efecto secundario, no el objetivo.
Aquí puedes descubrir ejercicios y cómo realizarlos correctamente:
¿Y cuándo empezar a hacer ejercicio?
Es la gran pregunta. Y la respuesta, aunque tentadora de generalizar, es un “depende”.
¿Y de qué depende? De cómo fue tu parto. De si hubo desgarros, cesárea, episiotomía, complicaciones o no. Depende también de cómo está tu cuerpo ahora, de tus sensaciones, de si ya puedes caminar sin molestias o si sientes presión al agacharte.

Pero lo que sí es recomendable para (casi) todas es hacer una valoración postparto con una fisioterapeuta especializada en suelo pélvico. Esa cita, entre la semana 6 y la 8 postparto, puede marcar un antes y un después. No solo te dirá si puedes empezar ya o no, sino que evaluará:
- El tono y la fuerza de tu suelo pélvico
- Si hay diástasis abdominal y en qué grado
- Tu postura, tu respiración, tu control del core
- Y lo más importante: cómo estás tú
A partir de ahí, puedes empezar con ejercicios personalizados y seguros, adaptados a tu cuerpo y a tu momento. Porque el “no hacer nada” también es una decisión… pero no suele ser la mejor.
Conclusión
La maternidad lo cambia todo. Cambia tus horarios, tus prioridades, tus emociones… y también tu cuerpo. Pero hay algo que no deberías dejar para después: tu recuperación.
Y no hablamos de perder kilos o recuperar el “vientre plano”, sino de algo mucho más importante: volver a sentirte tú, segura, fuerte, en control de tu cuerpo. Porque ese suelo pélvico que ahora puede parecerte un concepto abstracto, es el cimiento de todo lo demás. El que te sostiene cuando corres, cuando ríes, cuando abrazas, cuando vives.
Dale el lugar que merece. Escucha las señales, actúa a tiempo y rodéate de profesionales que te acompañen en el proceso. En BHealthy, por ejemplo, hemos creado programas de recuperación postparto pensados para mamás reales, con ejercicios guiados, seguimiento profesional y un enfoque integral que va mucho más allá del físico.
Porque sí, puedes estar bien. Mejor que antes, incluso. Solo necesitas darte permiso para cuidarte, para empezar poco a poco… y para recordar que priorizar lo invisible no es un lujo: es una necesidad.
Y recuerda: recuperar tu suelo pélvico en el postparto no es correr una carrera, es reconstruir una base. Y como todas las bases, cuánto más sólida sea, más fuerte estarás para todo lo que viene después (que no es poco). Así que ya sabes, ¡ponte manos a la obra! ¡Tu suelo pélvico no lo va a olvidar!
