Hay temas que cuesta poner sobre la mesa. Y uno de ellos es el dolor en las relaciones sexuales en menopausia. No se comenta en las comidas familiares, ni entre amigas, ni siquiera a veces con la pareja. Pero el cuerpo habla, y cuando lo hace, conviene escucharlo sin miedo.
Muchas mujeres llegan a esta etapa con la sensación de que “algo ha cambiado ahí abajo”. De repente, las relaciones que antes eran placenteras se vuelven incómodas, aparece la sequedad o una sensación de ardor que no estaba antes. Algunas piensan que es algo pasajero. Otras creen que “ya es lo normal”. Pero no es ni una cosa ni la otra.
El cuerpo cambia, sí. Pero el placer y la conexión también pueden evolucionar, adaptarse y seguir siendo parte de tu vida.
En BHealthy acompañamos a muchas mujeres en esta etapa, y hay algo que se repite: el alivio que se siente cuando por fin entienden qué está pasando. Porque cuando pones nombre a las cosas, recuperas poder. Este artículo busca eso: ayudarte a comprender por qué aparece el dolor en las relaciones sexuales en menopausia, cómo te afecta más allá del cuerpo y qué puedes hacer para aliviarlo y reconectar con tu bienestar íntimo.
¿Por qué aparece el dolor en las relaciones sexuales en menopausia?
Durante la menopausia, los niveles de estrógenos descienden. Y aunque esa frase suene muy “clínica”, lo que ocurre en realidad es muy físico. Resumiéndolo podríamos decir que la mucosa vaginal, que antes era elástica y estaba bien hidratada, pierde grosor y humedad. Eso puede traducirse en una sensación de sequedad, tirantez, ardor o dolor en las relaciones sexuales en menopausia. Algunas mujeres lo notan desde el principio, otras de forma progresiva. Y aunque cada cuerpo es un mundo, lo que tienen en común es que el tejido se vuelve más sensible y frágil.

Y te estarás preguntando si esto es solo debido al descenso de estrógenos. ¡Pues no! Los estrógenos son cambios hormonales, pero hay más factores que pueden influir:
- El estrés, que altera el equilibrio hormonal y puede disminuir la lubricación natural de la vagina.
- Ciertos medicamentos, como los antidepresivos.
- La falta de deseo o de estimulación suficiente, que hace que el cuerpo no se active igual.
- La inseguridad corporal, que también pesa más de lo que parece en la respuesta sexual.
Todo esto genera un círculo difícil: el dolor provoca miedo o rechazo, lo que reduce las ganas, y esa falta de deseo hace que el cuerpo se lubrique aún menos. Es como el pez que se muerde la cola. Romper ese círculo es posible, pero requiere comprender que el dolor en las relaciones sexuales en menopausia no es una señal de que algo “vaya mal”, sino de que tu cuerpo necesita otro tipo de atención.
Lo que nadie te cuenta (pero nosotras sí): el impacto emocional del dolor
Hablar de dolor físico es sencillo; lo difícil es hablar de lo que ese dolor provoca por dentro.
Porque el dolor en las relaciones sexuales en menopausia no afecta solo al cuerpo: toca la autoestima, la confianza y la forma en la que te relacionas con tu pareja. Muchas mujeres sienten culpa, frustración o incluso vergüenza.
Algunas se fuerzan a mantener relaciones por miedo a “dejar de gustar”, otras se alejan del sexo sin explicaciones claras. Y en ambos casos, el resultado suele ser el mismo: desconexión.
Es importante recordarlo: el deseo no desaparece con la menopausia, solo cambia su manera de expresarse. El cuerpo pide otro ritmo, otra comunicación, otro tipo de cuidado. Dejar espacio para hablar de lo que pasa, sin juicios ni etiquetas, es parte del proceso de sanar. Y no solo con la pareja: también contigo misma. Aceptar que tu cuerpo ha cambiado no es resignarse, es abrir la puerta a una nueva forma de vivir el placer.

Soluciones que funcionan: paso a paso
Cada mujer es un mundo y eso implica que cada mujer viva la menopausia de una manera distinta, y por eso las soluciones también deben ser personalizadas. Pero hay algunos pasos básicos que suelen marcar la diferencia:
1. Hidratación y lubricación
El primer paso para aliviar el dolor en las relaciones sexuales en menopausia suele ser mejorar la hidratación vaginal.
Existen hidratantes vaginales de uso diario (no confundir con lubricantes) que ayudan a mantener el tejido flexible y saludable. Y en el momento de la relación, un lubricante a base de agua puede reducir la fricción y el malestar. No hay nada de malo en usarlos: son aliados, no sustitutos.
2. Ejercicio del suelo pélvico
El suelo pélvico también sufre cambios durante la menopausia. Fortalecerlo con ejercicios específicos (como el trabajo con el tronco propioceptivo) mejora la circulación, la sensibilidad y la respuesta sexual.
En BHealthy trabajamos con programas diseñados para esta etapa, donde aprender a reconectar con tu cuerpo se convierte en parte del tratamiento.
Y si te apetece hacerlo desde casa, puedes visitar nuestro canal de YouTube, donde encontrarás vídeos con rutinas de ejercicios para fortalecer el suelo pélvico, pensadas especialmente para mujeres en menopausia. Son fáciles, prácticas y pueden marcar una gran diferencia en tu bienestar íntimo.
Aquí te dejamos una rutina de cremalleras, ideales para mejorar la salud del core:
3. Movimiento y bienestar general
Más allá de fortalecer el suelo pélvico, el ejercicio regular (como caminar, nadar, hacer yoga o pilates) ayuda a equilibrar las hormonas y mejora la oxigenación de los tejidos. Además, eleva el estado de ánimo y potencia el deseo sexual.
4. Terapias locales o médicas
En algunos casos, los profesionales pueden recomendar tratamientos con estrógenos locales (como cremas o anillos vaginales) o terapias con láser suave para regenerar el tejido. Son opciones seguras, con buenos resultados, siempre bajo supervisión médica. Puedes preguntar a tu profesional médico para que te indique qué tipo de terapia es mejor en tu caso.
5. Recuperar el vínculo con tu cuerpo
A veces, más allá de los productos o tratamientos, lo que realmente ayuda es reaprender a tocarte, a explorar, a escuchar tus sensaciones sin prisa. El cuerpo en menopausia no es el de los 30, pero sigue siendo tuyo, y sigue siendo capaz de sentir. Solo necesita tiempo, cariño y presencia.
Cuándo pedir ayuda profesional
Si el dolor en las relaciones sexuales en menopausia persiste, no esperes a que “se pase solo”. Consultar con una profesional especializada en salud femenina (como una ginecóloga, una fisioterapeuta de suelo pélvico o una sexóloga) puede marcar la diferencia.
A menudo basta con un diagnóstico claro y un plan de cuidado adaptado para que el bienestar íntimo vuelva a ser parte de tu día a día.
No es cuestión de aguantar, sino de buscar soluciones. Y hoy, por suerte, existen muchas.

Hablar con tu pareja (y contigo)
Uno de los pasos más importantes para superar el dolor en las relaciones sexuales en menopausia es poder comunicar lo que pasa. Explicar lo que sientes, pedir más tiempo para los juegos previos o simplemente reconocer que algo ha cambiado no significa debilidad. Es madurez emocional.
Y si no tienes pareja, el diálogo sigue siendo igual de necesario… contigo. Porque a veces la relación más complicada es la que mantenemos con nosotras mismas: aceptar el cuerpo que tenemos hoy, con sus luces y sus sombras, es una forma profunda de autocuidado.
Redescubrir el placer: una nueva etapa, otra forma de sentir
La menopausia no apaga el deseo; simplemente lo transforma. Y si algo demuestra esta etapa, es que el placer no tiene edad, pero sí requiere atención.
Cuidar tu salud íntima no es un lujo, es una forma de bienestar integral. Porque cuando te sientes bien por dentro, todo lo demás fluye: el humor, el descanso, la conexión emocional… incluso la autoestima.
El dolor en las relaciones sexuales en menopausia puede ser una oportunidad para parar, escucharte y reconectar contigo misma desde otro lugar. Para algunas mujeres, esta etapa marca el inicio de una relación más libre y consciente con su cuerpo: menos presión, más sensibilidad, más autenticidad.
Y ahí está el verdadero cambio. No se trata solo de eliminar el dolor, sino de recuperar el placer de habitarte.
Volver a disfrutar también es parte del cambio
Como te habrás dado cuenta, la menopausia no es el final de tu vida sexual, es el inicio de una etapa distinta, más pausada, más consciente, más tuya. Y sí, requiere escucharte, adaptarte y dedicarte un poco más de tiempo, pero también puede ser una oportunidad para reconectar con tu cuerpo desde otro lugar.
Si el dolor en las relaciones sexuales en menopausia forma parte de tu día a día, no lo ignores ni lo normalices. Busca ayuda, explora nuevas formas de placer, recupera la confianza en tu cuerpo. Y si necesitas una guía práctica para empezar, en el canal de YouTube de BHealthy encontrarás ejercicios de suelo pélvico pensados justo para esta etapa: fáciles, efectivos y con resultados reales.
Cada paso que des para cuidarte cuenta. Escúchate, abrázate y pon el foco en ti.

